Gente tóxica: La manipulación que nos hace sentir verdugos cuando en realidad somos víctimas

Pepa Martin
Pepa Martin

6 de Noviembre de 2020

Gente tóxica: La manipulación que nos hace sentir verdugos cuando en realidad somos víctimas

Pepa Martin
Pepa Martin

6 de Noviembre de 2020

Si has tropezado con este tipo de persona alguna o varias veces, ya sabes de lo que te hablo. Aunque, en alguna ocasión, puede que ni te des cuenta de que estás siendo manipulado, sobre todo, cuando existe un fuerte lazo afectivo.
El agente tóxico, lo podemos encontrar en cualquier sitio, en el trabajo, en el entorno de amistades y sobre todo y lo más complicado de detectar, en el ámbito familiar. Cuando estás siendo manipulado por alguien a quien te sientes muy unido, aunque notas que algo no anda bien, lo cierto es que, esa unión que sientes, terminará por provocarte confusión, sobre todo, cuando el mensaje es velado, nada claro.
Me gustaría empezar hablando de gente cercana, ese tipo de persona de la que su opinión importa y cuyos comentarios son valiosos para ti, esto es, una madre o un padre, un marido o esposa, un hermano o hermana.
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El agente tóxico, lo podemos encontrar en cualquier sitio, en el trabajo, en el entorno de amistades y sobre todo y lo más complicado de detectar, en el ámbito familiar.

Al principio, lo normal es que el sujeto tóxico, comience asumiendo un papel protector, defendiendo ser quién más te quiere, justificando que todo lo hace por tu bien. Esta es una de las formas más sutiles que existen de conseguir tu atención y sobre todo, obtener lo que quiere. No hace nada a las claras, se mantiene siempre en una posición de preocupación por ti y por tu bienestar.
Como he comentado antes, seguramente de forma instintiva, ya te hayas dado cuenta que algo no está bien y puede que, en alguna ocasión, incluso te hayas puesto a la defensiva, pero ese es el momento perfecto para que se inviertan los papeles y sin darte cuenta, pasarás de víctima a verdugo.
¿Y qué pasa ahora? Con los papeles invertidos y habiendo perdido tú los papeles, te sientes mal por tu reacción. Ya está, ya la has liado, un punto a favor para el contrario ya que te tiene donde quiere, contra las cuerdas e indefenso, porque tu reacción te ha dejado sin argumentos.
Ya no importa lo que os ha llevado a esa situación, lo que queda es tu reacción y no lo que la ha provocado. El chantaje emocional es uno de los modos de manipulación más poderosos; la forma más fácil de utilizar tu debilidad y el amor que sientes hacia esa persona, para amarrarte bien y tenerte donde quiere.

¿No os ha pasado? Cuando un manipulador se ve acorralado llega a utilizar la negación como defensa. Evita asumir que haya podido hacer algo hiriente y dañino, cuando ciertamente lo ha hecho. Incluso, hay veces que resulta tan convincente, que te hace dudar de lo que tú has vivido, distorsionando la realidad.
La consecuencia directa de esta negación está clara, la razón es suya, por lo tanto, terminas en sus garras de nuevo.
Otra cosa que puede suceder, es que le quite importancia a lo que ha ocurrido. Esto pasa cuando el manipulador juega al no pasa nada, tampoco es para tanto o incluso insiste en no recordar lo que pasó: Eso no fue así, yo no te dije esto o aquello, bueno, pero y tú me dijiste…, nuevamente, la culpa es tuya y no suya. Utiliza todas las herramientas y argucias que tenga a su alcance, para evitar distracciones que te lleven a la razón.
El manipulador emocional es un verdadero experto en utilizar el sentimiento de culpa, para que sientas dudas de lo que sientes y terminas convirtiéndote en un ser inseguro y sumiso. Ahora es más fácil que te dejes manipular, casi sin oponer resistencia. Terminas como una marioneta, moviéndote al compás del capricho de otros.

El chantaje emocional es uno de los modos de manipulación más poderosos; la forma más fácil de utilizar tu debilidad y el amor que sientes hacia esa persona, para amarrarte bien y tenerte donde quiere.

Si esta situación se mantiene en el tiempo, seguramente te puede asaltar un arranque de agresividad, así que, lo más probable es que pierdas los papeles en más de una ocasión. Entonces, el agresor encubierto utiliza observaciones ofensivas, como hacer que te sientas nuevamente confundido o inadecuado, creando un constante sentimiento de insuficiencia personal, atacando tu parte más débil y así seguir manteniendo su posición dominante.

Si la negación no surte su efecto, siempre puede utilizar la justificación de su comportamiento como vía de escape. Esto sucede cuando el agente tóxico reconoce lo que ha hecho, pero a la vez lo justifica y sus razonamientos tienen el suficiente sentido, como para anular tu resistencia interna. En este caso, muchas veces manipula a otros, para apoyar su teoría y hacerte ver que estás equivocado. Es una de las tácticas más destructivas ya que te deja sin argumentos, ni defensa alguna.
Si consigue que creas que lo que ha hecho es justificado, poco a poco se irá abriendo paso y con el tiempo, no necesitará de engaños para conseguir sus objetivos.
Por último y si nada de esto sirve, desempeña el papel de víctima. Se convierte inmediatamente en el objetivo de todo el daño, aun siendo el causante inicial. Su principal objetivo ahora, es ganarse tu compasión.
Utiliza tu amor para ser liberado. Cuando se siente totalmente acorralado, se convierte en un verdadero esclavo del sufrimiento, todo vale para que seas tú el que termine aliviando su angustia. Si no lo consigue, puede llegar a despreciar tu comportamiento, asumiendo que lo único que ha hecho ha sido defenderse de algo que tú le hiciste primero.
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El agresor encubierto, utiliza observaciones ofensivas, creando un constante sentimiento de insuficiencia personal.

Tampoco podemos dejar de lado, a aquellas personas no tan cercanas, que se cruzan en tu vida y terminan toxificando tu relación con ellos.

Como un compañero de trabajo, un amigo o cualquier persona con la que tengas cierta confianza.
De repente, todo lo que haces le parece bien, siempre está de acuerdo contigo y te defiende aun cuando nadie te ataca. Su apoyo claramente visible y su lealtad, hacen que termines bajando la guardia.
Todos necesitamos de la aprobación y el reconocimiento de otros para sentirnos más seguros. Aparentar estar atentos a estas necesidades, es el camino que un sujeto tóxico sigue para ponerte justo donde quiere y así conseguir sus propósitos.
Este tipo de agresión es bastante complicada de descubrir ya que, su comportamiento es de preocupación por tu bienestar, disfrazando sus motivos bajo el velo de ser desinteresado en sus propósitos y noble en sus intenciones. Siempre ocultando su dominio y necesidad de poder sobre otros.

Todos necesitamos de la aprobación y el reconocimiento de otros para sentirnos más seguros.

Dicho todo esto, lo más importante de todo, es aprender a darte cuenta de que los comentarios o la actitud de alguien en particular, están resultando tóxicos para ti y lo fundamental, una vez habiéndonos dado cuenta, es saber actuar de una forma asertiva y no reaccionar con comentarios hirientes y aspavientos, porque ya sabemos que eso no funciona.

Tenemos que aprender a elegir cómo actuar en vez de reaccionar.


Como he comentado antes, una de las características más definitorias de una persona tóxica es que con su actitud te hace creer que tú eres el problema, ese es el motivo principal por el que poco a poco tu autoestima se resiente cada vez más.
Por lo tanto, lo primero y principal, después de identificar la toxicidad, es ser consciente de que tú no eres el problema, sino más bien saber reconocer que es más bien su problema.
La segunda recomendación es sopesar si quieres a alguien así en tu vida y si existe opción de poner distancia.
Digo esto porque muchas veces, no es posible.  Si se trata de este segundo caso… ¡suerte! No, en serio…

Lo importante es que sigas tu instinto y te dejes llevar por lo que consideras que es correcto, independientemente de lo que te digan los demás.


Pero para eso es necesario tener una autoestima sana, que te permita mantenerte en tu posición, asumiendo la responsabilidad de tu decisión.

Lo primero , después de identificar la toxicidad, es ser consciente de que tú no eres el problema, sino más bien saber reconocer que es más bien su problema.

Piénsalo bien, las cosas nunca son blancas o negras, siempre existen matices. Todos hemos sido manipulados alguna vez en la vida, pero también hemos llegado a manipular de alguna forma.
Se trata de una disfunción que compartimos y que tenemos que subsanar. Tu libertad termina justo en el punto donde empieza la mía.
 

Pero…

¿Dónde empieza y termina la libertad de los demás?, ¿Y la mía?, ¿Cuáles son los límites de esa libertad?, ¿Cómo se establecen?, ¿Quién los establece?, ¿Lo hago yo?, ¿Son los demás?…


 
Es ahí donde reside la clave del asunto; para reglamentar donde empieza y termina cada una de las libertades, deberíamos tener siempre presente tres premisas:

Primera:

 No hagas a otros lo que no te gusta que te hagan a ti.

Segunda:

Parte de la base de que los demás no te hacen daño, eres tú quien decide si las cosas te afectan o no

Tercera:

Cada uno de nosotros cuenta con una batería de herramientas y un mapa mental que nos hace actuar de una u otra forma, por lo tanto, estamos supeditados a condicionamientos y creencias que nos limitan.
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Las cosas no son blancas o negras, siempre existen matices. Todos hemos sido manipulados alguna vez en la vida, pero también hemos llegado a manipular de alguna forma.

Hago un paréntesis para explicar un poco lo que es un mapa mental

El mapa mental es la base vivencial que hemos creado a lo largo de nuestra vida, en función de nuestras experiencias y el entorno en el que nos ha tocado vivir y que hemos percibido a través de nuestros sentidos. 

Como se dice en PNL (Programación Neurolingüística) el mapa no es el territorio, esto es, la verdad es subjetiva y cada uno puede tener una versión muy diferente de un único suceso.

Es importante que tengamos esto en cuenta cuando nos enfrentemos a una discusión con otra persona,  porque seguramente, estaremos viendo el problema desde perspectivas muy diferentes.

 

Desde este paradigma nadie te hace daño y/o todos somos susceptibles de hacer daño.


Viviríamos en un mundo lleno de amor y salud mental si todos fuéramos plenamente conscientes de que nuestra libertad nos da poder para elegir  ayudar o hacer daño a los demás. Si aceptamos como nuestra la capacidad de elegir libremente, podremos decidir de manera consciente, qué actitud tomar en cada momento. Basando nuestra plena soberanía individual, en el amor y respeto hacia todo lo que nos rodea.

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